Del campo a la ciudad: historias de un psicólogo en desempleo (III)

«Inmigrante. Legal sin papeles. Soy un asturiano en Madrid» (Dark la eMe)

Hace ya varias semanas que no escribo en este blog. Os he dejado un poco abandonad@s, pero… ¿por dónde empezar?

En semanas anteriores os hablaba de las ventajas de emprender. Es el mensaje que escuchamos constantemente en los medios y quizá sea una vía para salir de la situación de desempleo. Sin embargo, entiendo que no es una opción para todo el mundo. Ya vimos que todo comenzaba con una idea y la importancia de tener un plan. No obstante, alguien me recordaba que no es suficiente tener el mejor plan: conocer la competencia, tener hechas unas buenas cuentas…Es necesario una dosis de suerte, fuerza y mucha, mucha paciencia. El emprendedor tiene que ser algo así como el campesino que cultivo su huerta. Como emprendedores, deberemos asegurarnos de plantar nuestra semilla, cuidar el campo, pero a pesar de todos nuestros esfuerzos, será el tiempo y sólo el tiempo el que decida si sale algo bueno o nuestra cosecha es un completo desastre.

¿Emprendedor o agricultor?

¿Emprendedor o agricultor?

Pero hoy no quiero hablar de empleo, emprendedores…ni siquiera de psicología. Hoy quiero darle un toque personal y contaros de forma breve (porque no es objeto de este blog) mis aventuras y desventuras de estas semanas. En pocas palabras, han pasado una serie de cambios en mi vida: sesión de coaching en un networking, reencuentros con amigos, familia y finalmente, aquí estoy, escribiendo este post desde la meseta castellana.

L@s que me conocen saben que es una idea que me ronda la cabeza hace tiempo. Volar. Viajar. Abandonar la comodidad del Principado y cambiar de aires. Como diría la canción del spot «a veces necesitamos un poco de Sur para poder ver el Norte«.

Hoy quiero hablaros de eso: la emigración, la fuga de cerebros o la movilidad (nacional o internacional). Conozco varios casos de personas que se han marchado al extranjero o a otras provincias en busca de una vida mejor, en busca de un curro, un futuro. Los que somos de provincias sabemos que ciudades como Madrid o Barcelona son la tierra de las oportunidades, al menos por una cuestión de extensión y mayores ofertas. Ofertas ¿de qué? Becario, comercial, promotor…sin sueldo fijo, sin alta en la Seguridad Social, contratos mercantiles…precariedad en definitiva.

Para tod@s aquell@s que están fuera, quizá la situación les ha llevado a irse y no piensan en volver o, quizá sean más felices. Soy fiel defensor de la movilidad, incluso ahora echo de menos no haberme ido fuera cuando estudiaba. Viajar me gusta y creo que salir de tu pequeño mundo hace que veas las cosas desde otra perspectiva. Aun así, hay historias varias, luces y sombras. Ni todo es tan bonito como nos quieren hacer ver en “Españoles por el mundo “(o sus variantes locales) ni todo tan desastre como las historias de ingenieros que viven pluriempleados para llegar a fin de mes. Salir fuera de tu casa sí, pero recalco la importancia de tener un plan.

Es muy duro (y hablo en primera persona) abandonar tu tierra, tu ciudad, tu comunidad o incluso tu país porque “no hay trabajo de lo tuyo”. España vive en esa especie de “esquizofrenia” en la que entiende e incluso justifica el éxodo masivo de jóvenes, señalando que la emigración a Europa es como marcharse ahí al ladito de casa, pero a la vez es tan crítica con la llegada de inmigrantes buscando un futuro mejor. En este tema voy a mojarme y voy a ser muy crítico. España, el adjetivo que te define es “hipócrita”. Hipócrita por haber hecho de este país un país de explotadores con los nacionales y extranjeros, imponiendo el yugo con tus reformas al trabajador. Basta ya de reformes y busquemos soluciones eficaces para todos. Para que el pequeño empresario pueda empezar su negocio, para el que el trabajador deje de vivir con miedo y el parado con incertidumbre. Facilitar las cosas no pasa por hacer el despido más libre o por ofrecer sueldos más bajos por carecer de cualificación.

Me hizo una inmensa gracia escuchar la noticia que vinculaba la formación (o la falta de ella) al salario. La señora en cuestión defendía la eliminación del SMI alegando que no había porqué pagar tanto dinero a personas que no estaban cualificadas. La pregunta era obvia. Si no sirven, ¿para qué las contrata el empresario? ¿Beneficios fiscales? ¿Por qué compara el hecho de tener o no un título académico con tener la capacidad de ser productivo?

En este país se nos da muy bien juzgar a la gente y estamos cegados con la titulitis. Aún me sorprendo cuando en cursos de formación se me pregunta “¿tú qué eres?” como si el hecho de haber estudiado esto o aquello me defina. Me defino como persona y no como cosa. Soy más que un físico y unos estudios. Creo que habría que hacer un ejercicio de reflexión y tratar a las personas como personas y a las cosas como cosas.

 Hoy tengo un día rebelde y nadie explica mejor la indignación que el rap, así que os dejo el vídeo de un rapero que, con sus letras, me recuerda a Asturias y a su situación.

PD: Oficialmente puedo decir que vuelvo a este blog y espero estar más animado en próximas entregas.

Gracias por leerme y feliz semana